domingo, 15 de mayo de 2011

SÁBATO, BORGES Y UNA PENA

Por: Antonio Muñoz Monge
Lima - Perú, Domingo 08 de Mayo del 2011
Publicado en el suplemento "El Dominical" del diario "El Comercio"

SÁBATO, BORGES Y UNA PENA

A mediados de los años setenta Borges y Sábato fueron entrevistados por Orlando Barone: sus diálogos quedaron grabados para la posteridad.

“Sé que venían por el pasillo de la casa, tomados del brazo, lentamente. El bastón era un péndulo en las manos de Borges. Entreví dos sombras y detrás a dos hombres y dentro de las sombras y los hombres, entreví el amor y la muerte, la lucha y el arte, es decir: la vida”, escribe el periodista Orlando Barone. Entre diciembre de 1974 y marzo de 1975, el escritor y periodista argentino reunió a los dos más grandes escritores argentinos: Ernesto Sábato y Jorge Luis Borges para que dialogaran sobre los más diversos temas, entre ellos de Martín Fierro, el más emblemático personaje de la literatura gaucha.

Algunas reflexiones

Borges: […] Fierro no fue un rebelde. Sábato: Creo que Fierro es un rebelde ante el tratamiento de frontera y las injusticias del tiempo. A partir de su rebeldía accede a esos altos niveles y expresa los grandes problemas espirituales. Borges: Proponer a M. Fierro como personaje es un error. Es como si se propusiera a Macbeth como modelo de ciudadano británico. Sábato: Lo que prueba que un gran escritor no tiene por qué crear buenas personas. Ninguna obra de arte es moralizadora en el sentido edificante de la palabra. Sí sirven al hombre en un sentido más profundo. El artista es por excelencia un rebelde. Si un artista tiene algo que decir, lo dirá igual. No lo va a atrapar nada. Ni la fama ni la policía secreta. Para mí escribir es un desgarramiento. Pienso en primer lugar que el hombre es un ser emocional y en segundo lugar, intelectual. El éxito no es necesario ni suficiente para que la obra sea valiosa. La realidad es infinita y cada artista crea la suya. Una vez dije que el hombre es un dios cuando sueña y apenas un mendigo cuando piensa.Siempre tuve miedo al futuro, porque en el futuro, entre otras cosas, está la muerte. Borges: Cómo, ¿usted le tiene miedo a la muerte?
Sábato: la palabra exacta sería tristeza. Me parece muy triste morir.

El dolor de Barone

El gran Sábato murió el pasado sábado 30 de abril, a poco de cumplir 100 años el próximo junio.
Murió en Santos Lugares, su barrio de siempre, en las afueras de Buenos Aires.
Barone publicó al día siguiente un sentido artículo. “Se murió y sí, se murió Ernesto, mi otro padre. A sus casi cien años morir no es una sorpresa pero no es menos pena. Acaso más tranquila ya que es natural a la vida que alguna vez termina.
Me enseñó –y no significa que aprendí– a no ser ingrato, a no ceder a la frivolidad, a no escribir sin sentimiento, a no privilegiar la vigilia sino el sueño. Y a no subir un escalón más si todavía no pisé fuerte el escalón de abajo. Junto a él compartí momentos de los cuales siempre me llevé algo, y no sé si lo compensé con alguna migaja.
Es la historia la que después teje la ubicación del muerto en este o aquel lugar, o lo desvanece o lo sepulta […]. Si por mí fuera a Ernesto lo ubicaría alto. En la literatura, en el pensamiento, en el humanismo y en la política.
De alguien que vive casi toda una vida en la misma y sencilla casa, en Santos Lugares; en el mismo barrio, junto a los mismos vecinos y a los mismos árboles y plantas; de alguien que amó a los perros y los gatos, a los pájaros, a los escarabajos mínimos y los terrones de tierra de su jardín siendo millonario de tentaciones y de rangos, no hay que dudar: hay que cerrar los ojos y entregarse.
Siempre lo vi usar durante décadas el mismo par de zapatos porque le gustaban. Es un hombre. Insisto, no ‘fue’ un hombre sino que ‘es’. Porque deja su molde entre nosotros”.
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